La Teoría de las Ventanas Rotas: ¿Cómo impacta en el urbanismo?

22 de febrero de 2019

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Los criminólogos James Q. Wilson y George Kelling desarrollaron la ‘teoría de las ventanas rotas’. Esta sostiene que el delito aumenta en las zonas donde el descuido, la suciedad y el desorden son mayores. En este artículo, Ciudad+ te explica más sobre este concepto y su impacto en el urbanismo.

La Teoría de las Ventanas Rotas

En 1969, en la Universidad de Stanford (EEUU), el Prof. Philip Zimbardo realizó un experimento de psicología social. Dejó dos autos abandonados en la calle, dos autos idénticos, la misma marca, modelo y hasta color. Uno lo dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona adinerada de California. Dos autos idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio.

Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser vandalizado en pocas horas. Perdió las llantas, el motor, los espejos, el radio, etc. Todo lo aprovechable se lo llevaron. Lo que no, lo destruyeron. En cambio el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto. Es común atribuir a la pobreza las causas del delito. Atribución en la que coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras, (de derecha y de izquierda). Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí.

La segunda parte del experimento

Cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores decidieron romper un vidrio del automóvil de Palo Alto, California. El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx de Nueva York. El robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre.

¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo?

La Teoría de las Ventanas Rotas

No se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología, el comportamiento humano y con las relaciones sociales.

La sensación de abandono

Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación. Esta va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que todo vale nada. Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos, cada vez peores, se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional.

Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás. Cuando la comunidad exhibe signos de deterioro, y esto es algo que parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito. Si se cometen ‘esas pequeñas faltas’ como estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja y estas pequeñas faltas no son sancionadas, entonces comenzarán a desarrollarse faltas mayores y luego delitos cada vez más graves.

Descuido progresivo

Cuando los parques y otros espacios públicos son deteriorados progresivamente y nadie toma acciones al respecto, estos lugares serán abandonados por la mayoría de la gente (que deja de salir de sus casas por temor a las pandillas), y esos mismos espacios abandonados por la gente, serán progresivamente ocupados por los delincuentes.

La respuesta de los estudiosos fue más contundente aun, indicando que; ante el descuido y el desorden crecen muchos males sociales y se degenera el entorno.

La teoría de los vidrios rotos aplicado a la vida diaria

Extrapolando esta teoría a diferentes ámbitos de la vida diaria, podemos observar, por ejemplo, si alguien pinta la pared de tu casa sin tu permiso y si no lo vuelves a repintar pronto, aparecerán más pintadas en tu pared en los siguientes días. O, si dejas la basura del día en una esquina donde no deberías, al encontrar la basura ahí, los demás vecinos creerán que se puede dejar ahí y empezaran a hacerlo también.

Yendo un poco más allá, en el hogar,  si un padre de familia deja que su casa tenga algunos desperfectos, como falta de pintura de las paredes en mal estado, malos hábitos de limpieza, malos hábitos alimenticios, malas palabras, falta de respeto entre los miembros del núcleo familiar, etc., etc., etc., entonces poco a poco se caerá en un descuido de las relaciones interpersonales de los familiares y comenzarán a crear malas relaciones con la sociedad en general y quizá algún día llegarán a caer en prisión.

Esa puede ser una hipótesis de la descomposición de la sociedad, la falta de apego a los valores universales, la falta de respeto de la sociedad entre sí, y hacia las autoridades (extorsión y soborno) y viceversa, la corrupción en todos los niveles, la falta de educación y formación de cultura urbana, la falta de oportunidades ha generado un país con ventanas rotas, con muchas ventanas rotas y nadie parece estar dispuesto a repararlas.

Hasta lo pequeño cuenta

La teoría de las ventanas rotas fue aplicada por primera vez a mediados de la década de los 80 en el metro de Nueva York, el cual se había convertido en el punto más peligroso de la ciudad. Se comenzó por combatir las pequeñas transgresiones: graffitis deteriorando el lugar, suciedad de las estaciones, ebriedad entre el público, evasiones del pago del pasaje, pequeños robos y desórdenes. Los resultados fueron evidentes.

Teoría de las Ventanas Rotas

Flickr @ Javier Gutierrez Acedo

Posteriormente, en 1994, Rudolph Giuliani, alcalde de Nueva York impulsó una política de ‘tolerancia cero’. Se basó en la teoría de las ventanas rotas y en la experiencia del metro.

La estrategia consistía en crear comunidades limpias y ordenadas, no permitiendo transgresiones a la ley y a las normas de convivencia urbana. El resultado práctico fue un enorme abatimiento de todos los índices criminales de la ciudad de Nueva York. Con ello se logró crear comunidades ordenadas, respetuosas los códigos básicos de la convivencia.

Analicemos entonces, en ¿cuántos momentos de nuestras vidas hemos encontrado este comportamiento?

Conclusión

SI NO REPARAMOS INMEDIATAMENTE UN DAÑO, LA IMPUNIDAD ESTÁ PERMITIDA. En otras palabras, si queremos evitar consecuencias negativas como el deterioro, abandono, etc., debemos arreglar la ventana rota.

Entonces, estemos más atentos a no romper más ventanas. Si bien tal vez no contribuimos con el daño físico actual, iniciemos el proceso preventivo.  Empecemos a reparar, seamos parte de la solución, del cambio. Iniciemos la cadena de reacciones positivas y veamos el cambio en nuestras ciudades y comunidades.

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