Con Lima se asocian tres vicios:
- Un crecimiento desordenado.
- Ciudad dispersa y con baja densidad poblacional.
- Una necesidad por densificarse.
Estas son problemas que se mencionan cuando se habla de la necesidad de ordenar, planificar y proyectar la ciudad de Lima. No suenan anacrónicas cuando se habla del resto de grandes ciudades latinoamericanas. Estas, en mayor o menor medida, pasan o han pasado por una situación similar.
Tomemos como ejemplo Santiago de Chile, un importante referente en temas urbanos en la región. Esta vibrante ciudad no es ajena a los fenómenos urbanos de la capital peruana. Según Lima Cómo Vamos (2015), nuestra ciudad poseía una densidad poblacional (número promedio de habitantes en un territorio) de 3 329 habitantes por km2 . Análogamente, Gran Santiago, compuesta por las comunas urbanas de la Región Metropolitana de Santiago, tenía, hace diecisiete años (en 1992), una densidad poblacional promedio de 2 061 habitantes por km2. Así, los problemas urbanos derivados de la baja densidad poblacional (congestión vehicular, inseguridad, falta de servicios de calidad, desintegración social, etc.) eran evidentes y urgentes de revertir para la sostenibilidad de la ciudad.
El Subsidio de Renovación Urbana: clave para lograr la Ciudad Compacta
Afortunadamente, como lo cuenta Daniella Innocenti y otros (2014), “durante la década de 1990 en la Región Metropolitana de Chile se comenzó a problematizar la necesidad de densificar la ciudad, con el objetivo de repoblar el casco histórico –comuna de Santiago- y desacelerar el crecimiento en extensión en la capital”. Esto con el objetivo de aprovechar los recursos y servicios públicos más eficientemente. Así, el Estado chileno impulsó el Subsidio de Renovación Urbana (SRU) para incentivar la construcción de viviendas nuevas por parte de las empresas privadas e impulsar una progresiva renovación y densificación del mismo centro de Santiago, el cual, similarmente a la situación peruana, presentaba altos niveles de pobreza y de concentración de usos industriales incompatibles con una vida urbana saludable.
Esta medida fue todo un éxito. Desencadenó un boom inmobiliario de construcción en altura sin precedentes locales. Además, cambió la configuración arquitectónica y social de la mencionada comuna.
Según el Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica de Chile (2014) el éxito de este programa de renovación urbana se debió a la combinación de dos importantes factores:
- La calidad de los servicios ofrecidos en el centro de Santiago
- La diversiad de oferta inmobiliaria que no solo se enfocaba en estratos altos.
Esta sinergia, permitió la profesionalización de la población del centro de Santiago sin los efectos negativos de la gentrificación de expulsión de los antiguos residentes.
El Impacto Positivo
Al recorrer Santiago actualmente se evidencia que los problemas antes mencionados de pobreza e incompatibilidad de usos han casi desaparecido por completo después de casi treinta años de implementado el SRU. La presencia en pleno de centro de grandes torres de departamentos no pasa desapercibida para ningún peatón.
Sin embargo, Santiago no solo densificó su centro sino que mejoró sus servicios: numerosas líneas de metro se entrecruzan bajo sus calles (incluso una estación llamada Plaza de Armas ubicada en el lugar del mismo nombre) y son complementadas en superficie con un adecuado sistema de buses; posee una red de calles peatonales y aquellas que no lo son tienen anchas veredas con árboles y bancas; las regulaciones evitan que los grandes edificios cerquen el retiro con muros ciegos, más bien se incentivan las fachadas activadas con comercios y terrazas de restaurantes y, además, el río Mapocho cuenta por todo su recorrido por el centro con extensas y agradables áreas verdes altamente exitosas.
Esta combinación de elementos hace del centro de Santiago el lugar de encuentro por excelencia de la capital chilena y un verdadero núcleo de integración social con una densidad poblacional incrementada considerablemente a 6 255,9 habitantes por km2 en el año 2002.
El caso de Lima
A diferencia de Santiago, Talavera (2018), señala sobre Lima: “llama la atención que la densidad del área central sea tan baja pues en esta zona se concentra la mayor cantidad de empleos y servicios de la metrópoli”. Especialmente interesante para la densificación del área central de Lima son las zonas industriales comprendidas entre los centros históricos de Lima y el Callao.
Esta zona tradicionalmente industrial que sigue el eje del río Rímac tiene gran potencial para general nueva vivienda mixta y diversa conectada con el resto de la ciudad y del país mediante el ferrocarril central y la línea dos del Metro de Lima, además del potencial recreativo y ambiental de las ribera del río. El proceso de densificación en la zona mencionada ya ha comenzado, pero completamente disociada de la ciudad y exenta de algún plan urbano que garantice el éxito de esta renovación. Así como lo demuestra la experiencia chilena, la intervención del Estado, y no solo la especulación inmobiliaria neoliberal, es esencial para que nuestra utopía de ciudad compacta funcione verdaderamente como motor de integración social y no solamente como máquina de hacer dinero.
AUTOR: Gerardo Sánchez
Fuentes:
Innocenti, D. y otros (2014). ¿Densificación como vía para conciliar negocio inmobiliario e integración social? El caso de la comuna de Santiago de Chile. Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica de Chile.
Bensús Talavera, V. (2018). Densificación (no) planificada de una metrópoli. El caso del Área Metropolitana de Lima 2000-2014. Revista INVI, 33(92), 9-51.
Lima Cómo Vamos, observatorio ciudadano. (2015). Cómo vamos en demografía, sexto informe de resultados sobre calidad de vida. Recuperado de http://www.limacomovamos.org/cm/wp-content/uploads/2016/07/Demografia2015final.pdf
Aldo Facho Dede. «Lima tiene futuro: reflexiones sobre la ciudad para este 2017» 14 mar 2017. Plataforma Arquitectura. Accedido el 7 Oct 2019. <https://www.plataformaarquitectura.cl/cl/867213/lima-tiene-futuro> ISSN 0719-8914