En artículos relacionados al desarrollo y la movilidad urbana es muy común encontrar referencias a los retos que conlleva el aseguramiento de servicios adecuados para el gran porcentaje de la población mundial que reside en las ciudades. Resulta común también encontrar referencias al tiempo perdido de los ciudadanos en el tráfico, la cuantificación del mismo en términos monetarios y el impacto al corto, mediano y largo plazo en la productividad de los sectores económicos y los países.
“¿Por qué ferrocarriles y no otros modos de transporte?” “¿No son complicados, caros, casi elefantiásicos?” “En Europa los usan porque siempre los han usado”. Cualquier profesional de la planificación urbana podría tener estos cuestionamientos con toda razonabilidad. Este artículo sirve para responder a esas preguntas, a ese porqué. Esta respuesta se enfoca en tres de varias razones: energía y sostenibilidad, capacidad de transporte e impacto urbano.
Energía y sostenibilidad
La energía no es nada más que la capacidad para realizar un trabajo (RAE). Sin embargo, la energía requerida para movilizar a las personas y objetos a través de la ciudad utilizando trenes es muchísimo menor que utilizando otros medios. Esto permite operar vehículos con capacidades de carga mucho mayores para el mismo valor de energía.
A diferencia del ferrocarril de carga, los ferrocarriles urbanos tienen amplia disponibilidad de acceso al fluido eléctrico. Esto forma un binomio perfecto. Los motores eléctricos son bastante más eficientes que los térmicos e incluso pueden ser mucho más pequeños entregando la misma potencia. Además, brindan la posibilidad de ‘devolver’ la energía durante el frenado para ser reutilizada. Esto representa una enorme diferencia en términos de eficiencia energética e incluso existen explotaciones ferroviarias actuales en la capacidad de entregar energía sobrante a la red pública, a modo de cualquier otro productor eléctrico.

Menos Emisiones
El sector transporte representa uno de los mayores contribuyentes al total de emisiones de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Pero dentro de los distintos medios de transporte, el ferroviario es -por lejos- el de menor impacto. Según datos de la Agencia Medioambiental Europea (EEA) de 2019i, contribuyó con un 0,5% de las emisiones totales por transporte, mientras que el transporte por carretera con un 72%. En un país como el Perú, donde la mitad de su generación eléctrica se obtiene por medios renovablesii (MINEM), esos números podrían ser incluso mejorados con el uso eficiente de transporte eléctrico. Del mismo modo, los ferrocarriles urbanos contribuyen a optimizar el uso del espacio público y a la reducción de contaminación sonora, ya que requieren infraestructura dedicada para su operación, comúnmente viaductos y/o túneles.
Capacidad y seguridad de transporte
La capacidad de transporte que presenta y la velocidad promedio a la que lo lleva excede enormemente a otros medios de transporte. Por ello son la espina dorsal de la movilidad urbana mundial para corredores estratégicos.
Clasificando los distintos modos de transporte de acuerdo a su capacidad, obtenemos el siguiente cuadro:

A modo de referencia, la Línea Uno del Metro de Lima tiene una oferta de transporte aproximada de 30 mil pasajeros por hora y sentido, mientras que el Metropolitano, unos 11 mil. La capacidad productiva total de cada modo se calcula combinando la capacidad de cada línea con su correspondiente velocidad de operación. Esta es mayor en los ferrocarriles urbanos sobre infraestructura dedicada. No obstante, es importante mencionar que la movilidad por autobús, aparte de costes, tiene ventajas en términos de flexibilidad de la oferta, tanto en términos de ruta como en número de unidades a operarse.
Un tema aparte es la seguridad. En la rodadura ferroviaria, las pestañas de las ruedas de acero mantienen al tren en las vías, por lo que preocuparse de la dirección no es necesario y las colisiones son extremadamente raras (con tecnología de punta, casi imposible). Utilizando la tecnología actual de detección de unidades en tiempo real y los distintos sistemas de protección del tren, se puede garantizar la seguridad del transporte. Es importante recalcar que, automatizando la línea, se logra mayor control del carrusel y permite acercar las unidades de manera segura. Así se aumenta aún más la oferta de transporte mientras se garantiza la seguridad. En el mismo sentido, los sistemas actuales no automáticos protegen la integridad del tren a través de la minimización del error humano, evitando que los conductores excedan una señal en rojo, superen la velocidad máxima de determinado tramo de vía o provocan la detención del tren en caso de algún inconveniente con el conductor o la vía.
También en estos términos, el transporte por ferrocarril aventaja muy significativamente a otros modos de transporte, incluso más si se comparan en ratios de pasajero por kilómetro.
Impacto Urbano
El Subte, the “L”, U-Bahn, el Muni, The Tube, el Metro. Los sistemas ferroviarios urbanos son indesligables de la identidad de una ciudad y, hasta cierto punto, la complementan. El hecho que el transporte requiera de estaciones dedicadas permite la creación de espacios versátiles, estéticos, creativos, didácticos, seguros y -en mi opinión- místicos. Estoy seguro que algún lector coincidirá conmigo que usar el metro en distintas ciudades es parte de la experiencia turística de la misma (más aún quien haya visitado el Metro de Moscú). La experiencia que ofrece una estación de metro a un visitante dice mucho de la calidad de su servicio: la limpieza, los horarios, la compra de billetes, la frecuencia de paso, el mapeo de la red, los servicios especiales, la seguridad, la comunicación audiovisual, los espacios comerciales, etc.
Caso aparte es lo que significa el sistema del metro para un habitante de la ciudad. La red del metro revoluciona el mercado inmobiliario de una ciudad. Automáticamente, los anuncios de alquileres o venta de inmuebles se apuran por listar la cercanía de los mismos a una estación de metro. Cuando la reglamentación lo permite, se convierte en una extensión de las ciclovías de la ciudad como una simbiosis intermodal de calidad, lo cual ya representa un problema en la Lima actualiii. Es muy común que las estaciones del Metro sean espacios particulares para la difusión de la cultura de la ciudad y los servicios que ésta ofrece, tanto a los visitantes como a los usuarios regulares.
En lo que respecta al impacto urbano de la construcción de una nueva línea, existen muchos estudios que ofrecen información diversa. Es popular en Norteamérica y Europa la gentrificación de espacios urbanos a través de la movilidad e incluso existen suburbios y urbanizaciones enteras construidas por empresas operadoras de Metro, con el fin de generar su propia demanda y aprovechar el margen que genera la existencia de la línea. En Hong Kong, existe el modelo de negocio denominado “Rail plus Property”iv, en el que el operador de la red de Metro le compra los terrenos al gobierno local a precio de mercado, construye la línea y luego de asociarse con constructoras, puede obtener ganancias por el incremento de precio de los inmuebles aledaños a la línea.

El impacto urbano de los ferrocarriles urbanos es enorme y prueba de ello se experimenta ya en Lima. El enorme distrito de San Juan de Lurigancho se encuentra plenamente articulado con Lima Metropolitana, lo que antes no ocurría. Incluso recuerdo el comentario de un residente de esas zonas, que me indicaba que hoy puede aceptar trabajos que antes no podía o incluso puede ir al cine a ver el estreno de turno. Todas estas actividades antes resultaban imposibles si la única alternativa era desplazarse por la superficie para entrar y salir de un distrito en la zona este de la ciudad. Sin duda, un tema que merece artículos diversos para comparar, analizar e idear nuevas soluciones de transporte, las cuales son -a su vez- soluciones a los problemas de las personas.
Espero que este artículo haya servido para aclarar la idea que los ferrocarriles urbanos son parte muy importante del planeamiento de la movilidad de un espacio público, ya que requieren menos energía (y energía menos contaminante), ofrecen una capacidad y seguridad del servicio inigualables y son capaces de impactar de gran manera a la ciudad y las vidas de sus habitantes.
Autor:
Javier Cáceres Paurinotto
Ingeniero Industrial. Magíster en Sistemas Ferroviarios y Tracción Eléctrica por la Universidad Politécnica de Cataluña
Fuentes:
i https://www.eea.europa.eu/data-and-maps/daviz/share-of-transport-ghg-emissions-2#tab-chart_1
ii http://www.minem.gob.pe/_detalle.php?idSector=6&idTitular=644&idMenu=sub115&idCateg=355
iii https://ciudadmas.com/opinion/problemas-la-normativa-ciclismo-urbano-lima/
iv https://www.mckinsey.com/industries/capital-projects-and-infrastructure/our-insights/the-rail-plus-property-model#