Existen tendencias variadas en cuanto al comportamiento de la oferta inmobiliaria hoy en día, si bien es cierto que algunos sectores han disminuido sus ventas, otros han incrementado. Esto se debe en parte a la restricción de los bancos por la coyuntura económica, política y climática del país. Sin embargo, también existen muchas familias que han ahorrado durante más de 2 años esperando al momento adecuado para comprar sus viviendas, quienes hoy en día son de bajo riesgo para los bancos. En tal sentido, existe demanda residual con capacidad adquisitiva para mantener el mercado inmobiliario a flote.
Por otro lado, el fenómeno del niño costero ha evidenciado el déficit de planificación y previsión en el sector público y privado. Estamos tan concentrados en generar productos que se enmarquen dentro de un “ticket” promedio que nos hemos olvidado de la vivienda digna, nos hemos olvidado de la adecuada planificación que requiere la ciudad y la vivienda social.
Ejemplos de vivienda social podemos ver en Carabayllo, el distrito más extenso de Lima con 346.9 Km2, alrededor de 20 veces más extenso que San Isidro y Miraflores (con 20.7 km2). Este distrito posee gran extensión y poca densidad, sin embargo, existen retos de accesibilidad y servicios que superar.
Estas características únicas, sumadas a grandes extensiones de tierra con títulos de propiedad adecuadamente saneados y bajo valor de suelo suponen una oportunidad de inversión para las inmobiliarias. Es éste el principal motivo por el cual encontramos aquí a empresas como Centenario, Menorca, Enacorp, Lider, JJC, Los Portales, Viva GyM, entre otras medianas, pequeñas e informales que desde el 2007 ofertan vivienda social y han ido activando focos de desarrollo urbano (sin planificación ni proyección).
Sabiendo que se oferta vivienda social desde hace muchos años ¿es posible crear vivienda social sostenible?
Definitivamente SI, el motivo por el cual no se ha desarrollado antes es porque las empresas inmobiliarias tienen un modelo de negocio definido, dentro de una estructura de costos según sistema constructivo, valor de suelo y producto entregable ya estudiado y que replican constantemente porque les ha funcionado. Dicho de otra manera, las inmobiliarias no necesitan ni desean asumir el riesgo ni el costo de generar nuevos modelos de negocios y nuevos modelos de vivienda para estos sectores.
Pero ¿Cuál sería la solución para que exista una adecuada vivienda y planificación?
En VeMás creemos que el estado no puede ni debe asumir toda la carga del trabajo, su función debe ser de regulador y promotor en alianza con las empresas privadas, quienes deben ser los innovadores. Para no trasladar el costo de innovación al precio de la vivienda, el estado debe apoyar a las empresas privadas mediante convocatorias y fomentos a la investigación y desarrollo de modelos de vivienda que cumplan con los objetivos de un hogar digno según cada ciudad o región y que a su vez pueda ser rentable para las empresas privadas.