Luego del mensaje presidencial por 28 de julio, obtuvimos la propuesta de crear la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU). Cabe resaltar que tan solo es el inicio de una intensión de mejorar las condiciones de transitabilidad dentro de la ciudad; la cual hoy en día prioriza el transporte privado y trata a los pasajeros como paquetes de carga, donde el transporte “público” busca disminuir el falso flete debido al sistema de meritocracias que existen.
Hoy en día existen conflictos entre las municipalidades provinciales para la autorización y regulación de las rutas que traspasan los límites provinciales, problemas de coordinación para la regulación del taxi y otros ligados a la movilidad, cuyo ámbito trasciende el territorio de una municipalidad para afectar a la conurbación Lima-Callao.
“En ese sentido, la actividad económica de Lima y el Callao, y también la de todo el país, se ve negativamente afectada por las deseconomías derivadas de la congestión vial, de los largos tiempos de viaje y su impacto en la competitividad, y de las dificultades del tránsito de mercancías. De igual modo, el ciudadano sufre las consecuencias de un sistema ineficiente en forma de largas esperas y tiempos de viaje, escasa calidad del sistema de transporte, peligrosidad y contaminación ambiental.”
Entre las posibles funciones a desarrollar por la ATU se identificaron las siguientes: planificación y coordinación; gestión de servicios; integración tarifaria y de recaudo; desarrollo y financiación de infraestructuras.
Se entiende por el concepto de autoridad que su futura función será el de ente planificador y coordinador como un organismo ejecutor para mejorar la comunicación entre el Consejo de Coordinación de Lima – Callao, municipalidades, MTC y MEF.
De la comparación de los citados modelos y considerando las particularidades de Lima y Callao, se plantea una Propuesta Conceptual que se justifica fundamentalmente por cuatro grandes aspectos:
- dotar de un servicio de calidad de transporte urbano;
- la necesidad de coordinación para la planificación y gestión de las infraestructuras y los servicios de transporte urbano;
- la existencia de experiencias fallidas de concertación; y
- el respeto al principio de subsidiaridad.
Aquí podrán descargar el documento conceptual de la propuesta realizada en 2016 por el MTC: Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao
En afán de compartir mayor opinión y concientizar al lector de la importancia que puede tener la ATU, compartimos el artículo para el diario Gestión Acerca de la Autoridad Única de Transporte, Ramón Chehade Herrera director del Instituto Peruano de Derecho Urbanístico:
«La creación de la Autoridad Única de Transporte (AUT) recientemente anunciada por el Presidente de la República, ha generado una inesperada polémica en nuestra sociedad donde, al margen de las diferencias de opinión que sin duda admite la iniciativa, existe una abrumadora coincidencia en que la gestión del transporte público en la ciudad no puede seguir siendo conducida de la irracional manera en que actualmente se realiza, y que efectivamente requiere de una AUT cuyas siglas bien podrían significar, si queremos ser más explícitos en el objetivo perseguido, Ayudemos con Urgencia al Transporte.
Más allá de destacar lo acertado y saludable de la medida, o discutir que el verdadero propósito es ordenar y gestionar el transporte público (no el tráfico) en la ciudad, o criticar la no inclusión del servicio público de taxi (que es también una forma de transporte público carente de regulación suficiente y fiscalización municipal), interesa reflexionar en las posibles motivaciones que subyacen detrás de esta iniciativa legislativa que esperamos marque el inicio de la transformación de la forma de ver y comprender el manejo de la ciudad.
Una primera motivación que interesa subrayar (y que bien podría ser el detonante de otros emprendimientos similares) es la decidida intervención del gobierno en asumir competencias municipales ante la evidente incapacidad de gestión municipal demostrada en el manejo del transporte público, competencia si bien legalmente asignada a las municipalidades provinciales, la enorme informalidad del sistema de transporte actual sumado al constante reclamo ciudadano, habrían catapultado a la categoría de apremiante interés público la justificada creación de una nueva autoridad que realmente se ocupe de solucionar la problemática existente e implementar las acciones necesarias para crear un verdadero sistema integrado de transporte multimodal.
Una segunda motivación que consideramos encierra la acertada iniciativa presidencial es empezar a trabajar con firmeza y seriedad en recuperar el Principio de Autoridad en la gestión del transporte público, precepto hoy en día sólo existente en la letra de la ley, pero completamente ausente fuera de ella.
Una tercera motivación que podríamos revelar y que debería ser materia de profunda preocupación de los alcaldes, es el eventual traslado forzoso de otras competencias urbanísticas (deberes municipales) que por décadas permanecen olvidadas en el último escalón de las obligaciones municipales (como la planificación urbana y la gestión del suelo de la ciudad) y que al igual como sucede con el transporte, también reclaman con urgencia una intervención estatal superior para comenzar a recuperar la calidad de vida, el orden y el desarrollo urbano sostenible, para que en algún momento la esencial acción de zonificar la ciudad sea una actividad que vaya más allá que trazar y colorear planos de zonificación.
Para concluir, una rápida mirada a la realidad urbana de Lima nos invita a pensar que si la planificación urbanística fuese una competencia estatal susceptible de ser privatizada (ante la cada vez más evidente incapacidad de gestión de las autoridades municipales, salvo escasas excepciones que vienen trabajando seriamente al respecto), sería la privatización que probablemente despertaría la mayor cantidad de postores internacionales interesados en presentar propuestas de planificación para empezar a ordenar nuestra caótica ciudad. Desconocemos si esta idea cruzó alguna vez por la mente de nuestro Presidente, pero al menos si creemos que la habría rosado muy de cerca. En todo caso, el mensaje a los alcaldes ha sido claro y contundente: la ciudad no puede esperar más.»